Foto: Manuel Antonio Velandia

El aire Quiero decir, la suma de los detalles… están encadenándose, los veo incorporarse al lento movimiento de traslación de mi mirada fija Porque, ¿en qué momento acabé equiparando a la vida con una tormenta mental? Realmente hay algo agazapado bajo el barro frío, fuera de la conmoción del cuerpo, que está atareado en mantenerme viva El modo en el que arde y no arde y humea lo demás, lo que siempre está ahí Ninguna lisura pulimenta la pupila Por otra parte, ¿era yo quien lo pensaba? Es que también me reconocí en lo que me forzó a pensarlo En cambio, puedo encender un cigarro, puedo encenderlo y condensarme en volutas de humo, puedo voluta y puedo humo, puedo aire, puedo atmósfera. Hubiese estado bien conocer el origen, porque en algún punto, te encuentras sufriendo por algo que es abstracto y definitivamente hubiese estado bien conocer el origen Se presiente una razón unificadora englobando el total de los fragmentos, y quién sabe, incluso en la tragedia hay pausas o alianzas con la comedia Durante unos días, podremos reconciliarnos con el todo, a condición de que más tarde se vuelva al mismo punto en el que estábamos, adheridos, campanudos, donde se nos espera, displicentes, hasta que en buena hora te sorprendes exclamando que porqué rayos me tuvo que pasar a mí Y eso es todo, sólo que lo siento como tremendamente importante.

TEXTO CRÍTICO A MODO DE PRÓLOGO

Poesía de alta traición es un fotopoemario donde la fotografía no ilustra la poesía, ni el poema es imagen hablada. Fotografía y poesía se complementan. Cada medio va estableciendo la secuencia de su propio desarrollo, cambiando ritmos y motivos al mismo son pero manteniendo la fuerza de cada uno. Esta noción de complementariedad es importante tenerla presente para ajustar el grado de relación entre ambos medios. Del mismo modo, ambos lenguajes forman
parten de una estética en común: la de la ruptura. Una ruptura con los valores y las normas simbólicas que construyen la identidad de la mujer, haciendo gala de un distanciamiento irónico y mostrando la fuerza de la rebeldía que origina esta ruptura. Desde esta óptica, la poesía de Beatriz Ramírez está comprometida con una búsqueda de la verdad individual, y en esta búsqueda podemos subrayar algunos elementos. Pero antes, permítasenos recordar la figura del poeta Paul Celan cuando afirmaba que la poesía es cambio de aliento. Una definición poco
ortodoxa que no pone el énfasis en el entendimiento del poema de acuerdo a alguna idea o concepto racional. Por el contrario, nos sitúa la naturaleza de la poesía en lo corporal y en su experimentación: cambiar el aliento, esto es, la respiración, es decir, la disposición del estado de ánimo, en suma, una actitud vital, un modo de estar en el mundo. Esta atmósfera está presente en Poesía de alta traición, donde con frecuencia el cuerpo es el motivo y es el origen de la escritura, como potencia de vida, pero también como espacio desde el que se combaten normas y leyes que condicionan la individualidad. Por su parte, Juan Sanz y Manuel A. Velandia también vinculan la traición con la corporalidad, y lo hacen recuperando un imaginario del cuerpo muy presente entre las vanguardias históricas y las neovanguardias. El cuerpo objetualizado, reducido a cosa es un fenómeno propio de nuestro tiempo, caracterizado por la regulación de la actividad de la vida de acuerdo a criterios de orden económico: productividad, consumo, obsolescencia programada… La decadencia de los cánones corporales construidos en nuestro tiempo se materializa en una descomposición de la forma, tanto en sus partes, que se ven fragmentadas -torsos, manos, cabezas-, como en su apariencia -la artificialidad del maniquí-. Su tratamiento de objeto intercambiable -lámparas, ruedas de bicicleta-, lo transforma en un asunto decorativo, cuya máxima expresión está en la hipérbole de darle tratamiento de cirugía plástica a los maniquíes. La imagen fotográfica de estos autores incide en la parodia y en la crítica de los valores corporales normativos, valiéndose de símbolos tratados de manera naif e irónica. La complementariedad de los medios creativos, la estética de la ruptura, el principio de autoafirmación, o una reflexión crítica sobre lo corporal son algunos de los elementos que hacen de este fotopoemario una obra de interés dentro de un género que goza de bastante tratamiento.

Guillermo Cano Rojas