Buenas tardes. Es un placer para mí estar hoy aquí, en la librería Mascarat de Altea, presentando el poemario “Antes de entrar en el Bosque” de Beatriz Giovanna Ramírez. Una tarea ardua, que espero, sea del agrado de todos los aquí presentes…
Comenzaré diciendo que la poesía, aparte de ser una de las manifestaciones artísticas más antiguas, (creo recordar que las primeras inscripciones egipcias halladas datan del año 2.600 antes de Cristo) no sólo conserva la cualidad estética del lenguaje a la hora de expresar emociones, sentimientos, ideas y construcciones de la imaginación; sino que es una realidad espiritual que está más allá del arte. Alguien me dijo un día que un poeta es un ser a quien se le permite acceder a universos desconocidos para el resto del mundo y hasta este momento me sigue pareciendo una definición bella a la vez que acertada…
“Antes de entrar en el bosque” es una apuesta poética, única, de versos enhebrados en hilos de ternura latente, extraídos a la madeja de la melancolía que se diluyen en tinta a través de la artesana pluma de Beatriz. Una poesía que reverbera a los grandes poetas de la generación del 27, padres y precursores de la poesía contemporánea. De hecho, la autora, consigue homenajearles con respeto y admiración a través de la delicadeza de sus composiciones…
Leer el libro de Beatriz es viajar a través de sus versos por las serpenteantes curvas de su alma vislumbrando esos destellos de luz que emergen de las sombras. Es llegar a ser testigos y verla “abrir su corazón y los pájaros imposibles sobre los folios en los que escribe y dejar de respirar para que las palabras puedan ser exhaladas” desde su voz, la voz auténtica de una mujer en cuyo aliento están impregnados los aromas de una entrega más allá de lo visible.
Su poemario no sólo nos invita a observar, al igual que la autora, “a ese gato que maúlla alucinado desde lo alto del tejado y persigue libélulas de sal por los escondrijos y las selvas diminutas”, sino que nos adentra en la espesura haciéndonos partícipes de “ese silencio inmenso que suena y resuena en las hojas”.
“Antes de entrar en el bosque” nos abre la puerta secreta a la frondosidad de los sentidos, donde nuestras manos tiemblan con las suyas al mecer a Ariadna. Nos invita a avanzar por ese laberinto de sensibilidad, a fusionarnos con el espíritu que habita el bosque profundizando en el misterio de nuestra propia existencia; ofreciéndonos miríadas de espejos en los que reflejarnos.
En “Antes de entrar en el bosque”, Beatriz Giovanna Ramírez, se desnuda incluso de su piel para mostrarnos la fragilidad de una madre, el anhelo de una mujer “llevada por su brújula, latido a latido, hacia la ruta inefable de su corazón”. Y a la vez nos revela su fuerza, esa fuerza que la exhortó a cabalgar las olas de un inmenso océano, con un bagaje intransferible de heridas y sueños, para llegar hasta esta orilla y enfrentarse a los avatares de una tierra nueva y gente desconocida…
Por eso, nosotros, al leer este poemario podremos acariciar esa piel e incluso vestirnos, aunque sea durante breves instantes, con ella. Y, ante todo, podremos llenarnos de su exquisita sensibilidad para que nos acompañe durante el trayecto de este camino impredecible llamado vida.
Y para terminar e incentivarles a que lo lean, quiero citar unos párrafos, extraídos de su otro libro que ahora va a presentar nuestra compañera Amparo Solbes de título “Un montón de espejos rotos” no sin antes, disculparme con la autora, por alguna pequeña variante que me he permitido hacer:
A Beatriz Giovanna Ramírez la inspiración le entró por la nariz y le salió por las manos convertida en un fragante bosque de pinos.
Muchas gracias.
María Meilán Castro
Escritora y psicoterapeuta

Fotos: Jose María Valverde Reverte