Por: Antonio Loreno Tena
El título del libro es de lo más sugerente, dos palabras que definen a la perfección su mágico contenido: desnuda, porque la autora se muestra a sí misma, con la profunda autenticidad que la caracteriza; y el mar, con toda su carga simbólica en lo lírico y en lo erótico. Dos palabras unidas que, con su fuerza arrolladora, constituyen un universo aparte. El mar es como una segunda piel, es un espacio de calma y tormenta, un escenario para el deseo y el amor romántico. Ese mar azul nos seduce y nos atrapa, nos envuelve y nos traslada a lugares conocidos o imaginados, donde la fantasía se desborda y el hedonismo se hermana con la belleza.
A título personal la poesía es buena si es capaz de conectar con la esencia más íntima, y desnuda junto al mar lo hace. No soy yo quien acoge su lectura sino que es la propia lectura la que me acoge y yo me dejo llevar de su dulce embrujo y es que es imposible resistirse ante tal torrente de hermosas palabras. Palabras que inspiran imágenes, evocan recuerdos y dibujan ensoñaciones, palabras que son sensaciones y también sentimientos.
Enamorarse es una continua catarsis, un constante renacer donde todo es nuevo y luminoso y en desnuda junto a mar descubres ese eterno milagro del amor, viejo y nuevo a la vez, como el propio mar.
He descubierto en Beatriz a una mujer vital que atesora la gran virtud de combinar la belleza creativa con la fuerza emocional de su compromiso social, rara avis en un mundo que por momentos se vuelve inerte e insolidario. Es un orgullo poder valorar su exquisita obra, de la que es buen ejemplo su reciente desnuda junto al mar, con el ferviente deseo de que su brillante talento vea siempre la luz, para deleite de todos.
Antonio Lorenzo Tena
Tenerife, junio de 2019.