Se derrama la tarde

embriagadora y húmeda,

el sol se agita

con sus chispas

orgásmicas,

se siente en su hálito

cómo germina mi piel.

Piel de seda que siente

la ausencia del vino,

piel sedienta de ti,

sed desesperada,

sed mendigante,

sed qué no saciaré

esta tarde sin ti.

Piel que no olvida

piel infatigable

piel que te seduce

piel que te extraña

cuando amanece,

cuando atardece,

cuando anochece.

Brotan por mis poros

potros desenfrenados

que inquietan mi erotismo

desbordando mi pasión;

florece en mi boca

el sabor a vino

que te acompaña.

Tú y el vino

son sinónimos,

dulces y exquisitos;

me embriagas

enamoras y fascinas;

balsámico, seductor

hechizante y tentador.

Bebida de dioses

que ahora es solo mía

en el respiro de tus manos,

en el suspiro de la tarde,

en la mañana de la vida,

en el susurro de los pasos,

y en escapar de la rutina.

Tú y el vino

me embriagan,

me declaro débil y dominada

a tu fragancia,

a tu fulgor, a tu sabor,

tú y el vino

me hacen olvidar el dolor.

Tú y el vino

me duelen

en este atardecer sediento 

sin ti

y sin vino…

Beatriz Giovanna Ramírez